Repensar el bienestar mental en la era digital

"El futuro de la salud mental es digital", afirma Paul Feldhausen, Vicepresidente de Operaciones de Crecimiento de Holmusk. Históricamente, la salud mental ha estado estigmatizada, sobre todo en el Sudeste Asiático. Sin embargo, la actitud ante la gestión del riesgo y la exposición a la salud mental está cambiando. "Estamos en un momento de mayor concienciación y enorme inversión". Hasta ahora, en salud mental faltaban cuidados basados en pruebas y herramientas digitales. "Con la digitalización, estamos llegando a un punto de inflexión. Muchas de las nuevas tecnologías que se están desarrollando permitirán a los países de esta región dar un salto en la forma de abordar y gestionar los problemas de salud mental", afirma Feldhausen.

El impacto de COVID-19

El momento es oportuno. COVID-19 ha aumentado drásticamente el estrés emocional debido a la soledad en el encierro, así como a la inseguridad laboral y financiera.

Aunque esto está estimulando nuevos debates sobre la salud mental, las implicaciones a largo plazo siguen siendo inciertas. Diversos estudios demuestran que el estrés agudo puede volverse crónico con el tiempo, y los problemas de bienestar mental no tratados pueden tener diversas consecuencias para la salud humana.

Paul Feldhausen afirma que la pandemia está replanteando por completo el debate en torno a los problemas de salud mental. "Los gobiernos están empezando a pensar en los efectos a medio y largo plazo de estos factores de estrés agudo en toda la población", afirma. "Hemos asistido a un cambio radical en la necesidad de soluciones alternativas en todo el sudeste asiático. COVID-19 adelantó nuestra hoja de ruta de bienestar mental unos 12 meses".

El creciente atractivo de los servicios de telesalud

Otro resultado de COVID-19 ha sido que cada vez más personas buscan ayuda para problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, a través de la telesalud y los servicios digitales. El valor de estas plataformas radica en que son accesibles a bajo coste y pueden utilizarse en entornos domésticos en lugar de tener que acudir a una consulta. Esto anima a los usuarios a sentirse más cómodos analizando y discutiendo sus propios problemas.

Para las aseguradoras, esto ha acelerado un problema que se estaba desarrollando antes de la pandemia.

"En los últimos dos años, los profesionales de la salud mental han mostrado un gran interés y creen que se puede hacer más para concienciar y reducir el estigma social que rodea a la salud mental", afirma la Dra. Sharliza Mohd Salleh, Directora de Soluciones de Salud, P&C, Hannover Re Malaysian Branch. "También nos dicen que es difícil para las personas que padecen enfermedades mentales obtener cobertura de seguro y les gustaría ver más prestaciones de salud mental en el producto de seguro".

Durante la pandemia, Hannover Re en Malasia ha tomado medidas para apoyar a su propio personal con su salud mental.

"Introdujimos un programa corporativo que permite al personal descargarse una aplicación digital y acceder a un consejero en línea en horario de oficina, cinco días a la semana", dice la Dra. Sharliza. "La aplicación digital de chat ayuda a nuestro personal a hablar de temas relacionados con el estrés, como la ansiedad o la depresión, y a aprender técnicas de pensamiento positivo. Pueden ser discretos y no tienen que decir su nombre real. La privacidad es importante, ya que alivia la presión y significa que pueden conversar en su propio tiempo y a su propio ritmo".

Crear conocimientos más significativos

Paul Feldhausen señala que una mayor conectividad entre la tecnología y el bienestar personal puede generar conocimientos más profundos y significativos. Esto permitirá a las aseguradoras personalizar con mayor precisión las pólizas relacionadas con la salud mental.

"Gracias a las intervenciones digitales, es posible supervisar y hacer un seguimiento de los problemas de salud mental y proporcionar medidas objetivas que antes no eran identificables. Eso es muy importante para entender cómo progresan las personas en cuanto a problemas de salud mental", afirma.

"Con la maquinaria de vídeo digital, por ejemplo, se pueden reconocer patrones de comportamiento que no se detectan en las interacciones cotidianas. Además, la tecnología de reconocimiento de voz nos permite detectar cambios sutiles en los patrones de voz. Esto nos ayuda a detectar nuevas características de los trastornos o biomarcadores digitales, no sólo para diagnosticar, sino para seguir la evolución de los problemas de salud mental y ver si la gente mejora o no".

Políticas de salud mental basadas en datos

Cada persona afronta la salud mental de manera diferente. Entender mejor cómo afectan las distintas tensiones socioeconómicas y financieras al bienestar mental de las personas puede ayudar a impulsar distintas intervenciones.

"No queremos dar por sentado que lo que funciona en un país o una región puede copiarse y trasladarse a otro mercado", dice Feldhausen. "Nuestra colaboración con el NHG y el IMH estudiará las intervenciones específicas de Singapur y cómo podemos adaptarlas a toda la región".

Como resultado, un potente análisis de datos apoyado por herramientas de coaching experto podría cambiar radicalmente la forma en que se desarrollen en el futuro las pólizas de seguros que cubran la salud mental.

"Creando asociaciones con aseguradoras y empresas, podemos ayudarles a empezar a identificar el riesgo, estudiar diferentes medidas preventivas y ofrecer intervenciones accesibles a las personas", afirma Feldhausen. "Podemos ampliar las prestaciones de salud mental mediante el asesoramiento digital y derivar a las personas de mayor riesgo a psicología o incluso psiquiatría, llevando a las personas al entorno asistencial adecuado en el momento oportuno".

Esto podría ser muy importante para gestionar los riesgos para el bienestar mental y ayudar a más personas a disfrutar de una vida más sana y feliz.